No soy antisionista, ni sufro de judiofobia. No soy un filisteo. Solo soy alguien que contempla el teatro del mundo. Y ya no me queda otro remedio que aceptar que no soy ciego y que mi vista sigue siendo excelente.
Os pediría, por favor, que nunca más volváis a mencionar lo que sufrieron vuestros antecesores en aquel horrible holocausto. Lo pediría, por favor, suplicando. No lo hagáis. Ya no tenéis credibilidad alguna para continuar blandiendo esa irracional idea de que, al tiempo que os consideráis pueblo escogido por vuestro dios, sois, al mismo tiempo, el pueblo odiado y perseguido por los hombres.
Si os golpean, lo hacen porque antes habéis levantado el puño y la injusticia. Os dieron la mano y un lugar para crear vuestro estado, pero os cogisteis el brazo hasta arrancarlo del hombro. El sufrimiento que habéis causado desde toda la segunda mitad del siglo pasado no tiene parangón; menos aún justificación y posiblemente tampoco tenga perdón.
No volváis a mencionar, los hornos crematorios, el hambre y el sufrimiento de los campos de concentración.
¡Por favor! no lo hagáis nunca más.
Porque me horroriza pensar que pueda caer en la tentación de pensar que Hitler tenía algo de razón. No quiero pensarlo. ¡Ayudadme!
Dejad de ser vengativos. Olvidaros de la ley de Talión. Buscad en vuestras creencias, alguna flor que impregne de aromas agradables vuestros cerebros resecos por la violencia.
Olvidad la usurpación, o el mundo se os echará encima. Tardaré más o tardará menos y ya no depende de vosotros.
¡Qué triste, lo pagarán vuestros hijos!
Pedidle cuentas a vuestro dirigente, que os están empujando al abismo. Eso, o quizás volverás a llorar, Israel.
Uff qué difícil es no estar enojada con ellos. Y me jode. Tengo amigas judías a las que adoro. Y me cuesta comprender esa ceguera que, por un lado, les hace sentir Israel como su patria, aunque nunca han estado allí y sean de un país muy lejano; y les impide ver que lo que hace el gobierno de Israel es una auténtica barbaridad. Es como si no pudieran criticarlo, aunque sé que dentro de ellas están escandalizadas con esa barbarie. Menciono el ejemplo de mis amigas, porque intuyo que hay algo común a todos ellos.
ResponderEliminarPor mí pueden seguir recordando todo lo que sufrieron con el holocausto, porque también fue una barbaridad, pero eso jamás justificará que vivan otro ahora desde el lugar del verdugo.
Siento mucha impotencia. Lo peor es que me doy cuenta de que cada vez son más los asuntos que me generan esta tremenda impotencia.
Bicoss para ti
A mi entender, ese sentimiento fanático (por llamarlo de algún modo) tiene mucho que ver con una especie de germen plantado en la psique de los judíos. Un germen que procede de ideas religiosas.
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