Qué tristeza sentí aquellos días finales del otoño, contemplando las últimas hojas de aquel árbol que fue frondoso en nuestras primaveras, cuando tímidamente, bajo sus ramas, explorábamos nuestros cuerpos. Apasionados y escondidos de cualquier mirada indeseada. Qué misterio oculta ese pasar de los tiempos, los de una vida, en que el árbol que cobijó nuestro amor, apenas ha cambiado, mientras que nosotros ya no somos dos, sino uno y un recuerdo.
Caerá su última hoja, como cesará mi último suspiro. Llegará una nueva primavera para él, pero no para mí... yo solo seré otro recuerdo.