Ya te has despertado?
—Claro, ¿no lo ves?
Sí, si por supuesto. Lo veo y ya empiezo a notarlo. Por cierto, hueles fatal. ¿Estás bien?
—Un poco entumecido. Esta forma de dormir... Después de siete semanas en los brazos de Morfeo, despertar las articulaciones, cuesta más que despertar las neuronas. Por cierto, ¿qué querías?
No; espera. Primero dúchate, luego desayuna; come algo. Después hablamos.
—Como quieras— asintió Okanu, mientras buscaba una muda de calzoncillos y una toalla.
Mi personaje-espejo, Okanu, desaparece sin despedirse y de golpe, al cabo de un tiempo indeterminado, lo encuentras a tu lado como si tal cosa. Notas su presencia a medida que transitas desde el sueño a la vigilia y al poco se materializa, aunque esto último es «un decir, una forma de hablar». Es un ser de luz y, por tanto, no tiene masa. (Ha ha ha…!!! Ahora me estoy acordando de alguien).
Duchado, desayunado y bien peinadito, lo tengo delante, con los brazos cruzados y los ojos bien abiertos. Su mirada se parece a la de una mascota esperando una galleta. Está esperando.
—Bueno qué… hablamos a me voy a contemplar la divina redondez del culo de la vecina.
Vale; pues entro a saco. Solo se trataba de hacerte una pregunta. Dime Okanu, ¿por qué razón, los seres humanos podemos llegar a ser tan crueles?
—Hostias Pedrin, pero bueno, ¿me estás poniendo a prueba o te crees que soy la DeepSeek esa de los chinos chanos? ¿Qué tal si te contesto con evasivas?
No, no, querido. Confío que me contestarás con sabiduría.
Se hizo, en ese momento, un silencio largo. Desde luego una IA, ya hubiera contestado. Después de un minuto largo o más, se dignó a hablar.
—¿De qué clase de seres humanos me hablas. ¿Estás seguro de que esa «especie» existe? Vamos a ver, recapacita. Supongo que te refieres a los de tu especie; los que llamáis homo sapiens sapiens. Dos veces sapiens para más recochineo. Ricardito: Si quieres ser preciso, ni se te ocurra llamarlos seres humanos, en público y en presencia mía. Si lo hicieras, me largaría a comer a un restaurante de «materia oscura». ¡Qué vergüenza, por favor...!
Me estás asustando. ¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que efectivamente hay seres humanos, pero son poquísimos. No creen en supersticiones, su mente es totalmente positiva, incapaces de cualquier forma de violencia. Solidarios que no gregarios. Adeptos y afectos a una ética que supera -amb escreix- スペードで -con creces-, cualquier forma de moral, puesto que su norma y su bondad, no es a causa de una orden o mandamiento, sino por mor de aquello que habita en su corazón. Nobleza sin parangón.
El resto, solo son una bestia salvaje, doblemente salvaje, puesto que está dotada de consciencia y se sabe salvaje. Quizás por eso se autoproclame doblemente sapiens. Su naturaleza es violenta en función del miedo que siente. Eso y solo eso; que no es poco. Una bestia en proceso de humanización. Darvin nos enseñó que la evolución no es igual para todos los miembros de una especie y que muchas subespecies relacionadas sucumben. Es un proceso muy largo y la bestia es joven ¿Alguna cosa más?
No, no... hoy ya he tenido suficiente. Voy a preguntarle a Copilot que podemos hacer para cenar.
—No me jodas Ricardito. Nos propondrá ir al Mac Donald y si le preguntas a la DeepSeek, nos mandará al Restaurante Gran Muralla. Yo con una tortilla ya paso.
Imagen: skelemmer (seudónimo) Autor no identificado.
Okanu té més raó que un sant, hi ha molt pocs humans, el que passa és que la seva teoria es correspondria amb la d'Eudald Carbonell, el del salacot, i ço, no sé si és bo o dolent.
ResponderEliminarSalut.
A mi em sembla que Carbonell encerta quan parla de la «consciència d'espècie»
ResponderEliminarCrec que és la línia evolutiva esperable i desitjable. Ja ho veuran, si s'aconsegueix els que vinguin darrere nostre.
Guaita que e, diu Copilot: Eudald Carbonell, un destacado paleontólogo y arqueólogo, define la conciencia de especie como la capacidad de la humanidad para reflexionar críticamente sobre su propio desarrollo y evolución. En su obra, Carbonell enfatiza la importancia de tomar decisiones conscientes y responsables sobre cómo avanzar como especie, especialmente en relación con la tecnología y el medio ambiente. Carbonell aboga por una conciencia crítica de la especie que nos permita gobernar los nuevos instrumentos tecnológicos y evitar que sean utilizados de manera perjudicial. Esta conciencia también implica socializar bien los conocimientos científicos y tecnológicos para el beneficio de toda la humanidad
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