Antiguamente, un déspota podía someter a sufrimientos a una provincia, incluso un reino; incluso gobernar injustamente a todo un imperio. Sus abusos y maldades, repercutían en muchos.
Hoy día, un déspota crea mimetismos y su repercusión puede ser total, creando dolor, mucho sufrimiento a muchos más. Incluso a todos. Su influencia y repercusión puede llegar a ser global y destructiva.
Ya lo está siendo, no hace falta nombrar, los personajes son obvios. Siempre me pregunto sobre la parte de complicidad que nos toca a todos.
ResponderEliminarMmmmmmmmmmmm! no se a quien te refieres....
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