Hoy he escuchado en los noticieros que ese espantapájaros de Mark Zuckerberg, amo y señor de esa especie de castillo feudal conocido como Facebook, ha modificado una vez más la política de los supervisores de contenidos, prácticamente equiparándola a la que está en vigor en Twitter. En definitiva, eso lo que supone es que esa legión de vigilantes dejarán de tener tanto las herramientas como el poder de decisión que venían teniendo a la hora de supervisar los contenidos. 
Como digo en mi otro blog, no son redes, son telarañas (y de arañas venenosas)
Antes, era poco; ahora, es menos. Bastante menos, según comentan los expertos. Yo ahí ya no llego, pero donde sí he llegado es a las ejecuciones necesarias para eliminar de forma permanente mi cuenta de Facebook. Y no será porque no estén ocultas y sea un proceso abigarrado. Pero ya está:

A las 16:50, ya no tengo Facebook, si bien no se elimina del todo hasta pasados 30 días. Periodo que ofrecen "por si te arrepientes". No será el caso.

Esta clarísimo que esa sincronía con la política de Elon Musk en su X, como dicen los expertos, tiene mucho que ver con la próxima llegada de Trump a la Casa Blanca (Pale House, como la llama Okanu)

Este mundo se está estropeando a una velocidad de vértigo.