28 enero 2025


Muy mejorables

Al pie de mi blog número 1 (Uno; no porque lo considere mejor, sino porque es más antiguo que este) figura una frase. Una de esas ocurrencias que surgen de vez en cuando. Dice:

Somos similares a una gota de agua en la inmensidad del océano. Posiblemente, no seamos únicos, quizás tampoco irrepetibles. Pero lo que no ofrece duda alguna es, que somos mejorables; muy mejorables.
Hay tanto en que profundizar en esa frase, que leerla a menudo, invita a lo que podrían ser agradables tertulias, alrededor de una mesa y un café. Mejorables; muy mejorables.  

Los acontecimientos de mundo nos están demostrando dos cosas, que para mí son fundamentales:
  • No aprendemos nada del pasado. Nada o si lo prefieres, aprendemos muy poco y no precisamente lo más importante.
  • Seguimos agotadoramente, cargados de prejuicios y con un temor patológico a lo desconocido.
Me preocupa el avance de los populismos y el retorno de un fascismo beligerante y venenoso. Asistimos impávidos y la única reacción es esa estúpida montaña de memes que se creen graciosos en las redes sociales. Solo nos faltaba la llegada de la IA en su vertiente gráfica, fabricando (que no creando) multitud de imágenes de los sátrapas más populares, como si fuera gatitos graciosos haciendo travesuras. 
Pero dejadme decir, lo que ya, desde un tiempo atrás, repito con frecuencia:

Ja em fet tard
(Ya llegamos tarde).
Cualquier intento por equilibrar y serenar la sociedad, consiguiéndolo o no, causará dolor. Mucho dolor.

Seguimos, como siempre, anclados en esa idea raíz que nos corroe:
Los malos son ellos.

¿Y si no fuera verdad?
Quizás resulte en desatre que nosotros, mientras nos preocupamos por nuestra privacidad, cuyo valor se compone en un 97% de valores insignificantes y banales, nos olvidamos del otro valor: la ingenuidad. Y esta, ya es tan poco nuestra, está tan entregada, que se ha convertido en el arma más potente de los poderosos, nuestros verdaderos enemigos. 


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6 comentarios:

  1. Visto lo visto, tal parece que del pasado, solo aprendemos lo malo.
    Aprendamos del ágora griega y sentándonos debajo de una parra, en un patio empedrado, recién regado y ante un lebrillo de "limoná"*, aclaremos la mente escuchando a los demás y aprendiendo de sus palabras.
    * Limoná: Brebaje inventado por los jornaleros de mi tierra, que restaban un poco del vino blanco que les daban para la semana, al que le ponían unas rodajas de limón y se le añadía un poco de agua fresca del pozo.
    Queda literario, pero me temo que no tenemos solución.
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Pues, eso suelo beber yo, con la comida. Muy a menudo. Eso sí, el vino, tiene que ser blanco seco. Un poco rebajado con agua y limón.
      Y sí...que mal está el teatro (del mundo)

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    2. Un fuerte abrazo Juan, me alegra inmenso verte por aquí.

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  2. Al bloc en castellà tinc un article que et pot interessar, bé, dos un d'en toni segarra i un altre sobre els joves de la generacio Z british.

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  3. Dicen que la curiosidad mató al gato, yo la vivo como un regalo en el camino del aprendizaje. Y si se quiere se va aprendiendo. Me queda por saber “casi” todo.
    Será porque soy curiosa desde que nací.
    Un beso Ricard y buen día.

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