Reniego

Reniego de aquellos que no lo aceptan. Reniego, porque sé, convencido, de que ahí se esconde una gran verdad.
La vida es sufrimiento  y la causa del sufrimiento es el deseo.

Me da igual que este aforismo, tenga nombre (Dukkah*). Me da igual que sea la primera de las llamadas cuatro verdades del budismo. Me importa un comino, si lo dijo Buda o Groucho Marx.  Quien quiere ver tinte religioso, con su pan se lo coma, porque no va por ahí la cosa. Se trata solo de que reconozco el resonar de esa afirmación en la cueva de mis convicciones. Y eso es lo que me vale. Pero tampoco me voy a poner a elaborar una disertación de 10 o 10.000 líneas de texto, profundizando sobre esta afirmación tan grave. 
Estoy por poner la mano en el fuego, de que alguien, al leer, se dirá para sus adentros:

—¡Qué dice este idiota, si yo he tenido una vida envidiable!—

Forma parte de nuestra natural tendencia a confundir ese apaño postparto que llamamos ombligo, con el mundo. Y siempre, siempre, entorpecidos por esa incapacidad de ver más allá de un palmo de la nariz propia. 

Te invitaría (pido disculpas por el atrevimiento) a que pasearas tu vista por el mundo que te rodea, ni siquiera sea, claro, ayudado de los documentales, de los noticieros, de los libros, de las charlas y conferencias y de cualquier cosa que tu curiosidad o preocupación te haga buscar (felicidades por tenerlas).
Mira el hambre y el dolor (no lo confundas con el sufrimiento), mira lo que producen las sequías, mira los cientos y cientos de grupos humanos desplazados, tirados como basura en campos de refugiados, apestados de enfermedad y contaminación. Mira al padre que no tiene un pan que dar a sus hijos. Mira la crueldad de las guerras. ¿Cuántos conflictos bélicos hay? No mires a los cadáveres destrozados en los campos de batalla, mira mejor, a sus madres, sus hermanas, sus amigos. 
La vida es sufrimiento.
Acércate a los hospitales. ¿Has visto las salas de urgencias? ¿Has visto como están, aquí, en nuestro entorno más inmediato? —Pues ahora imagínalas en otros lugares; esos que con tanta soberbia llamamos «tercer» mundo. Pero, no vayamos tan lejos. Muy probablemente muy cerca de ti, alguien sufre.
Y hablando de terceros, mira la tercera edad. Cada vez más condenada a la soledad. Y pero aún... al abandono. Escucha en las noticias como a pocos kilómetros de donde vives, hay «residencias»  acusadas de no ofrecer más que maltrato, dejadez, abandono de los abuelos, atados a sus camastros para que no molesten. Mal alimentados, mal medicados.

Para que seguir, hermano, hermana... La vida es sufrimiento y su causa, aunque entenderlo requiera mucha reflexión, la causa, digo, es el deseo. Tanto el deseo propio, como el deseo de los poderosos. Tanto el deseo interno e impulsivo, como aquel que nos lleva a ser al tiempo una especie social y depredadores de nosotros mismos. Auténticos monos asesinos en quimérico proceso de humanización

(*) (En pāḷi: Dukkha) Descontento. Desilusión. Insatisfacción. Sufrimiento. Incomodidad. Sed. Dolor. Intranquilidad. Imperfección. Malestar. Fricción. Pesar. Frustración. Irritación, Presión, Ir contra corriente, Agonía, Vacío, Tensión. Angustia existencial, "la carga o peso existencial inherente a la condición samsárica (humana)".



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