Tenemos toda una vida, infancia, adolescencia, juventud, madurez para aprender el arte de la vejez. Algunos no necesitan de ese aprendizaje porque lamentablemente no llegan a ella. Pero es bueno, preguntarse si los que llegan, lo hacen con las asignaturas aprobadas. Y no es cosa baladí, ya que vivir esta época de la vida, de forma digna y con cierto grado de felicidad, depende en gran parte de esas sabidurías y conocimientos y también es bueno preguntarse como calificaríamos nosotros mismos esos conocimientos adquiridos.


¿Los tenemos?
¿los sabemos aplicar?
¿precisamos perfeccionarlos?
¿estamos a tiempo?