El árbol

Q

ué tristeza sentí aquellos días finales del otoño, contemplando las últimas hojas de aquel árbol que fue frondoso en nuestras primaveras, cuando tímidamente, bajo sus ramas, explorábamos nuestros cuerpos. Apasionados y escondidos de cualquier mirada indeseada. Qué misterio oculta ese pasar de los tiempos, los de una vida, en que el árbol que cobijó nuestro amor, apenas ha cambiado, mientras que nosotros ya no somos dos, sino uno y un recuerdo.
Caerá su última hoja, como cesará mi último suspiro. Llegará una nueva primavera para él, pero no para mí... yo solo seré otro recuerdo.





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Luces y sombras


El catorce de Agosto de 2017 aún estaba en pleno proceso de enamoramiento de mi nuevo entorno inmediato. Era algo así como un emigrante, un "nouvingut", un nuevo vecino para el pueblo de Sils. 
Y ese día hice esta foto. Son las geometrías que dibuja la luz sobre porciones de mis terrazas. Entonces ya intuía que esos espacios se convertirían en lugar de introspección, de lectura y también de salud. Son mi sala de meditación, mi gimnasio y mi salón de lectura. Incluso en ocasiones se convierten en auditorio (con cascos, que no me gusta molestar). Todo está en función de la calma y silencio que las envuelva. Y claro, es cambiante. 

Por aquel entonces un amigo, el mejor que he tenido sin duda, llevaba años sugiriéndome que después de la jubilación, estaría mejor cerca de él y su familia y del grupo de amigos que conformábamos entre los de Sils y Vidreras. A mí me daba una pereza enorme, pero finalmente el cambio de domicilio se llevó a cabo. La ironía de esto es que 23 días después de este en que tomé la foto y solo dos meses y medio después de haber llegado al pueblo, mi amigo, fallecía en un accidente de bicicleta. 
La vida es como la foto; un conjunto de luces y sombras que se proyectan y que forman el dibujo de nuestra existencia. 


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Sentido o propósito



Me apetece hablar un poquito sobre el tema del sentido de la vida (para algunos, mejor llamarlo propósito)

No hace ninguna falta cualquier formulación religiosa para dibujar un propósito en la vida o para responder a la pregunta fundamental que solemos hacernos de  ¿Cuál es el sentido de la vida?

Bertrand Rusell dice: "hemos venido para..." Pero yo me inclino a pensar que decir que hemos venido ya es mucho suponer. Implica que venimos de algún sitio o lugar y yo ni lo entiendo ni lo creo. Simplemente, somos el fruto del amor y la naturaleza y eso basta.  Nacemos aquí; no venimos desde algún lugar hasta aquí.  No me cuesta respetar las creencias de los demás, pero no por ese respeto, debo silenciar mi opinión de que esta «llegada» es una mera especulación, indemostrable. 
Sinceramente, no veo problema alguno en aceptar nuestra «aparición biológica» en el mundo de la vida viva, e incluso creo mucho más maduro aceptar su temporalidad y finitud sin la necesidad de consuelos de posibles paraísos, cielos, reencarnaciones, etc.
Y toda esta crudeza vital, la desesperante idea de la desaparición absoluta,(insoportable para algunos), tampoco debería resultar en un impedimento para hacer propio un pensamiento hermoso como este:

¿Para que estamos aquí? 
—Para que nuestra aportación, por pequeña que sea, amplíe el conocimiento humano. Nuestras experiencias vitales transmitidas a nuestros hijos, a nuestros amigos; nuestros humildes escritos, diálogos y acciones positivas e incluso ejemplares, en la medida que sea, son aportaciones a este propósito. Todos, en la medida que les sea posible; desde el científico, hasta un humilde labriego. Todos.

¿Y para algo más?
—Sí; estamos aquí para experimentar en nuestra consciencia, el amor. Amor de pareja, amor de padre o madre, el amor de la amistad, el amor por la humanidad, el amor a todo lo vivo, el amor a la tierra... Ese amor es una energía imprescindible sin la cual mi respuesta anterior no sería posible. Estamos en el mundo para que sea mejor.

Luego cuando repaso los párrafos anteriores, mi yo interior me dice:

¡Cuanto fracaso hay en el mundo!
Y, no pierdas de vista, además, que si por algún casual desconocido, la transcendencia tuviera alguna forma de realidad, todo este propósito y sentido de vida, seguirían siendo totalmente válidos. Así pues, no pierdas el tiempo discutiendo esa posibilidad y trata de ampliar conocimientos y vivencias aquí y ahora.



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